«Del divisionismo al futurismo. El arte italiano hacia la modernidad.» Las obras divisonistas de la Triennale de Milán de 1891


El divisionismo es una técnica pictórica consistente en aplicar pequeñas áreas o líneas de color puro sobre el lienzo, sin mezclar los colores en la paleta, de tal forma que si la obra resultante se observa desde la distancia adecuada, se produce un efecto de luminosidad debido a la mezcla de los colores empleados.

El origen de este movimiento en Italia tiene su origen en las nuevas teorías sobre la percepción óptica que se desarrollaron en Europa a finales del siglo XIX. Estas ideas fueron difundidas en la Lombardía por el pintor y marchante Vittore Grubicy, miembro de una familia aristocrática húngara establecida en esta zona. Esas mismas teorías, que en Francia dieron lugar al puntillismo, se convierten aquí en un movimiento autónomo: a diferencia de lo que sucede en París, los divisionistas italianos utilizan esta técnica como una herramienta más de la representación y, a diferencia de lo que sucederá en otros partes de Europa, no como un fin en sí mismo. El neoimpresionismo no será conocido en Italia hasta 1920, en la XII Bienal de Venecia, año en el cual Paul Signac organizaría la sala dedicada a la escuela francesa.

Además de las características técnicas propias de este estilo, temáticamente se presta atención de manera fundamental a dos motivos: el simbolismo, que se iba extendiendo por toda Europa, y la temática de índole social.Así, en la Triennale de Milán de 1891, una exposición organizada por la Reale Accademia di Belle Arte di Brera, cuatro autores exhiben por primera vez obras realizadas con esta nueva técnica. No se presentaron de manera unificada, ni tampoco se trataron de relacionar de manera alguna.Uno de ellos era el piamontés Emilio Longoni, de origen humilde, que recientemente había comenzado a interesarse por temas de contenido social. Allí presentó L’oratore dello sciopero (El orador de la huelga).

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Emilio Longoni, 1890-91. Banca di Credito Cooperativo di Barlassin
Óleo sobre lienzo
193 x 134 cm

En 1889, la II Internacional Socialista se había reunido en París. Además de la Exposición Internacional, se conmemoraba el primer centenario de la Revolución Francesa. El día 20 de Julio, se decide celebrar una jornada de protesta con el objetivo de conseguir reducir la jornada laboral a ocho horas (y así, fijarla en  48 horas semanales). La fecha fijada para esa jornada sería el primero de Mayo, en memoria de la revuelta de Haymarket, acaecida tres años antes en Chicago. Así, el día 1 de Mayo de 1890 se celebró por primera vez el Día Internacional del Trabajo.

Longoni retrata aquí la protesta celebrada en Milán ese día. La Triennale,  por cierto, se inauguró también el 1 de Mayo. Ésta fue la primera de sus obras realizada con la nueva técnica divisionista, aunque sólo parcialmente, pues sólo pueden apreciarse colores intensos en el cielo y algunas partes de la camisa del orador. La reacción a su contenido claramente revolucionario fue contundente e inmediata: el arte no debía utilizarse para estos fines.

Curiosamente, la polémica suscitada fue muchísimo mas leve que la levantó la Maternitá de Gaetano Previati, realizada con alargadas pinceladas, y que rompía muchos esquemas.

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Gaetano Previati, 1890-91. Colección Banca Popolare di Novara
 Óleo sobre lienzo
175,5 x 412 cm.

Además de ser la primera pintura simbolista presentada públicamente en Italia, su novedosa técnica escandalizó por su rabiosos antinaturalismo. Molestó por igual a los críticos y al público. Sus formas fueron consideradas indecorosas y la pintura fue calificada como excentricidad. La opinión de Luigi Chartini, crítico del Corriere della Sera, se puede resumir así: «parece un bordado de lana con los colores desvanecidos».

El tercero de los artistas que presentó una obra divisionista en la Triennale fue Giovanni Segantini, un autor que ya había obtenido el reconocimiento de la crítica. Se trataba de Le due madri (Las dos madres):

 Giovanni Segantini, 1889. Galleria d’Arte Moderna (Milano) Sala XXIII
Óleo sobre lienzo
162,5 x 301 cm.

La obra fue aceptada por los críticos, ya que Segantini era ya por entonces un pintor acreditado y esta obra ya se había expuesto antes en Milán. La asociación explícita de las funciones nutricionales de la vaca y de la mujer corresponde con las funciones que ésta última tenía asignadas en la sociedad de la época, por lo que no se percibió como una subversión de la tradición artística del todavía recién formado país.

El último de los autores que presentó obras divisionistas fue Angelo Morbelli, y lo hizo por partida doble. Una de las que presentó fue Alba:

 Óleo sobre lienzo
79 x 55 cm.

Obviamente, el protagonista de esta obra es la luz del sol: el efecto tenue que se pretende conseguir debería de haber cautivado a sus espectadores, pero paradójicamente, fue otra de las pinturas que resultaría más atacada.

La segunda obra de Angelo Morbelli para la Triennale fue Un consiglio del nonno. Parlatorio del luogo Pio Trivulzio (Un consejo del abuelo. Sala de visitas del asilo Pio Trivulzio):

 Óleo sobre lienzo
60 x 45 cm.

En esta ocasión, la luz que penetra por la ventana ilumina el foco de atención de la escena. Morbelli ya se había servido de este asilo de ancianos como modelo para pinturas previas, lo que no le sirvió para evitar que Luigi Chirtani calificara a ambas obras como enfermas de sarampión pictórico. Otros críticos, como por ejemplo, Max Nordau, llegaron a ver degeneración física y mental en estas representaciones.

Hay que hacer notar que pese a la polémica, el rechazo de la crítica no fue generalizado. Sólo se manifestó negativamente la parte conservadora; la más liberal, en gran parte instigada por Vittore Grubicy, le fue favorable.

Si estáis en Madrid y deseáis profundizar algo más en este movimiento, muy poco conocido en España, tenéis una ocasión excelente para hacerlo: hasta el próximo 5 de Junio, la Fundación Mapfre muestra en un Sala de Recoletos la exposición Del divisionismo al futurismo. El arte italiano hacia la modernidad. Es absolutamente recomendable. Además de Emilio Longoni, Previatti, Segantini Morbelli y Vittore Grubicy, se exponen obras de otros divisionistas: Giuseppe Pellizza da Volpedo, Baldassare Longoni, Plinio Nomellini, Cesare Maggi, Giovanni Sottocornola, Giuseppe Mentessi o Carlo Fornara.

Por si fuera poco, el futurismo está representado por Giacomo Balla, Umberto Boccioni, Luigi Russolo, Carlo Carrá, Gino Severini, Francesco Cangiullo y el manifiesto de Marinetti.

De las obras que hemos hablado, esta exposición sólo presenta dos de las más rechazadas, Maternitá y Alba. Sin embargo, hay muchas muy notables.

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