Die Vogelherd-Figuren (Las figuras de Vogelherd)

Muchas de las primeras obras de arte conocidas proceden de yacimientos alemanes. En las cuevas de Vogelherd, situada en la sierra Jura de Suabia, perteneciente al estado federal de Baden-Wurtemberg, se encontraron una serie de esculturas de bulto redondo realizadas en marfil de elefante que incluyen mamuts, leones, osos, bisontes y caballos, datadas en el periodo auriñaciense (40.000 – 28.000 BP).

Las cuevas, descubiertas en 1931, fueron excavadas por Gustav Riek. Desde 2017 forman parte del Patrimonio de la Humanidad. Para ver las figuras hay que desplazarse hasta la cercana localidad de Tubingia, al Hohentübingen Castle, una de las sedes del museo de la Universidad de dicha localidad.


La primera figura del conjunto en la que nos detendremos es un mamut. Pesa 5,3 gramos. En la cabeza se han tallado los ojos y las orejas. Son de pequeño tamaño, pero perfectamente perceptibles. A ambos lados de la cabeza, unas incisiones representan los colmillos. Aunque se encuentra en muy buen estado de conservación, la figura se encuentra divida longitudinalmente debida a una grieta del marfil.

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35.000 BP. Museum der Universität (Tübingen)
Marfil de elefante
50 x 31 x 22 mm.

Un caballo pulido con esmero es otra de las piezas más interesantes. La cabeza y el cuello conservan todavía tres dimensiones, pero el resto de la figura es plana, ya que se rompió por una grieta longitudinal, similar a la que presenta la figura anterior, del lado que no muestra la fotografía.  El abdomen y la pata delantera son de un realismo asombroso. Una hilera de cruces van desde el cuarto trasero hasta la cola. Se desconoce su significado.


Escultura de caballo realizada en marfil de Vogelherd
35.000 BP. Museum der Universität (Tübingen)
Marfil de elefante
48 x 25 x 7 mm.

El mismo tipo de cruces puede observarse mejor en la siguiente cabeza de león, así como en otras figuras. Esta cabeza es admirable por su nivel de detalle. Obviamente, formaba parte de una figura completa de león, de la que debió separarse en el pasado.

Cabeza de leon de Vogelherd
35.000 BP. Museum der Universität (Tübingen)
Marfil de elefante
48 x 25 x 7 mm.

En este otro mamut, completo y en bastante buen estado, volvemos a encontrarnos con las cruces. Esta vez son más numerosas: se han tallado sobre las patas delanteras, sobre los lomos, el abdomen, la parte posterior de la cabeza y en la grupa, sobre la cola. No hay indicio acerca de su colmillos, aunque no cabe duda de que es un ejemplar adulto. Un orificio entre sus patas delanteras, así como la posición de estas, podrían indicar de que la escultura se utilizaba como colgante. En la parte posterior tiene otro orificio.


Mamut de Vogelherd
35.000 BP. Museum der Universität (Tübingen)
Marfil de elefante
50 x 31 x 22 mm.

Un bisonte, del que sólo se conserva un lado, se encuentra en peor estado. Las estrías que se vislumbran en la parte inferior son naturales, y son debidas al proceso de división.


Bisonte de Vogelherd
35.000 BP. Museum der Universität (Tübingen)
Marfil de elefante
72 x 52,5 x 13,5 mm.

El conjunto se completa con otras figuras igualmente llamativas, resultando un conjunto verdaderamente fascinante.


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Attila suivi de ses hordes barbares foule aux pieds l’Italie et les Arts (Atila seguido de sus hordas bárbaras pisotea a Italia y a las Artes)

Es cierto que la caída del Imperio Romano Occidental se debe a una conjunción de causas de diferente naturaleza. Pero resulta igualmente cierto que la presión que ejercieron los hunos sobre los visigodos, obligándoles a cruzar el Danubio, fue el detonante que provocó la batalla de Adrianópolis el 9 de Agosto de 378 entre germanos y romanos, lo que le costó la vida al mismísimo emperador Valente, y lo que es mas importante aún, permitió la expansión de los visigodos por los Balcanes.

A comienzos del siglo V, los hunos estaban establecidos en Panonia bajo el mando de Atila (h.395-453). Tras la muerte de su hermano Bleda, se había convertido en su caudillo único. Desde que accedió al poder había estado dirigiendo sus campañas militares contra Oriente.

La superioridad de los hunos se basaba en su caballería. Estos guerreros eran muy diestros en el manejo del arco reflejo. Utilizaban flechas de punta triangular y el resto de su equipamiento consistía en silla de montar de madera, látigo, lazo y espada de uno o dos filos. La caballería alana, cuyas monturas tenían fama por su excelencia, podía considerarse superior a la de Atila; sin embargo, los hunos les aventajaban en número y eran infatigables.

Por razones que todavía no están del todo lo suficientemente claras, los hunos y sus aliados hacen su primera incursión hacia Occidente en 451. Remontan el Danubio por la orilla izquierda, atraviesan el Rin cerca de Maguncia y arrasan Bélgica. Incendian la ciudad de Metz y asedian Orleans. Atila pretende contraer matrimonio con Honoria, hermana del emperador romano Valentino III. Sólo la coalición formada por las tropas comandadas por el Magister militum Aecio y el rey visigodo Teodorico I conseguirán frenar el avance de Atila en la batalla de los Campos Catalaúnicos el 20 de junio de 451, en algún lugar situado entre Troyes y Châlons-en-Champagne.

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Eugène Delacroix, 1838-1846. Bibliothèque de Assemblee Nationale de Paris
Óleo y cera sobre yeso
7,35 x 10,98 m.

En la primavera de 452, Atila ataca Italia: Milán, Pavía. Padua, Mantua, Vicenza y Verona son atacadas. Sólo un anciano León I (440-461) logrará que Roma sea respetada tras entrevistarse con el propio caudillo huno. Al poco tiempo de abandonar Roma, Atila muere en 453. Sin su líder, los temibles hunos no son más que una horda mediocre.


En el siglo XIII, sus hazañas se incluyen en el poema épico del Cantar de los Nibelungos, donde juega un importante papel: la princesa burgundia Krimilda contrae matrimonio con Atila buscando vengar la muerte de Sigfrido.

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Eugène Delacroix, 1838-1846. Bibliothèque de Assemblee Nationale de Paris
Óleo y cera sobre yeso
Detalle central

En 1838, Delacroix, con cuarenta años cumplidos, recibe el encargo de decorar el techo de la Biblioteca de la Asamblea Nacional, que está formado por una hilera cinco cúpulas, flanqueadas por una bóvedas de cuarto de esfera en cada uno de sus extremos. Cada una de las cúpulas estará destinada a una disciplina: en el centro, la Legislación, Teología, Poesía, Filosofía y Ciencias. En los extremos, la Paz como cuna del conocimiento y la Guerra como su aniquilación.

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Eugène Delacroix, 1838-1846. Bibliothèque de Assemblee Nationale de Paris
Óleo y cera sobre yeso
Vista de conjunto

Delacroix utilizará la figura de Atila para representar la guerra. A pesar de que la finalización de los trabajos se demorará hasta finales de 1846, debido a problemas de salud y a otros trabajos que el pintor estaba realizando en paralelo por aquel entonces (como la sala de lectura de la Biblioteca del Senado, en el Palacio de Luxemburgo), el conjunto será recibido con gran entusiasmo por parte de la crítica.


De Heilige Familie met Engelen (La Sagrada Familia con ángeles)

Quiero mostraros una de las imágenes que me han puesto en el examen de hoy de Iconografía cristiana. He sido incapaz de indicar el tema del que se trataba; es más, he tenido que dejar su referencia en blanco. No hacía falta indicar su autor, ni su fecha de elaboración, ni su ubicación actual: sólo tenía que indicar de que tema trataba y que podía decir acerca de él. ¿Por qué no he sido capaz, si parece bastante fácil? Simplemente porque la reproducción, aunque era en color, era muy pequeña y mi vista ya no es lo que era. Y no era cuestión de preguntar, he pensado, ya que era mi ignorancia la que me hacía no poder identificar el asunto en cuestión

Óleo sobre lienzo
117 x 91 cm.

San José no se veía, adiviné un rostro pero no sabía decir si era un ángel u otra cosa. El berbiquí del fondo se me antojaba la silueta de un hombre delgado como un fantasma. La mujer estaba leyendo a un leño o a algo similar en la cuna. ¿Estará loca o algo peor? Uno de los ángeles (el de la esquina superior izquierda) portaba una especie de piedra (ha resultado ser una cabeza), no se sabe con qué extrañas intenciones. La madera que prende abajo a la derecha, calor del hogar, se me antojaba símbolo de algún extraña asociación que no lograba comprender.

Rembrandt nunca sospechó que alguien interpretaría su obra como la de una joven niña loca, que le lee a un leño y mira si se ha dormido, mientras unos fantasmas acechan en el fondo de su habitación y unos ángeles, entre asombrados y asustados, van a tirar un objeto a la pareja.

Pues a mí no me ha hecho gracia. Además, me he quedado dudando: ¿me falta imaginación o me sobra?