Avond; De rode boom (Atardecer, árbol rojo) / De grijze boom (El árbol gris) / Bloeiende appelboom (Manzano en flor) / Tableau No. 2 – Composition No. VII

Piet Mondrian, 1908-1910. Gemeentemuseum (Den Haag/La Haya)

Óleo sobre lienzo

70 x 99 cm.

La primera obra en la que hay que fijarse es Atardecer, árbol rojo: no hay que ser muy avispado para afirmar que esta obra está pintura en Van Gogh. La selección de colores, una de las cosas que mas preocupaba a Mondrian en aquella época, trata de reflejar serenidad (en contra, por ejemplo, de la violencia que podían representar el movimiento de las ramas del árbol). Obviamente, por tanto, podríamos ubicar el cuadro dentro del movimiento post-impresionista. No deja de ser una maravilla. 




Piet Mondrian, 1911. Gemeentemuseum (Den Haag/La Haya)

Óleo sobre lienzo

79’7 x 109’1 cm.


El árbol gris es del año siguiente. Es de su etapa cubista. Las paletas sombrías de Bracque y Picasso también tiene su reflejo aquí. A diferencia del anterior, carece prácticamente de profundidad. No se ha empleado un patrón para hacerlo, pero la idea flota en el ambiente. La idea de espiritualidad sigue subyacente. También es una gran obra en sí misma.


Piet Mondrian, 1912. Gemeentemuseum (Den Haag/La Haya)

Óleo sobre lienzo

78’5 x 107’5 cm.


Pasa otro año y la abstracción ya se impone. Sabemos que es un árbol siguiendo la serie, pero ya costaría identificarlo así en una primer contacto con la obra. Los colores siguen siendo los de la paleta de Bracque. Las hojas dominan sobre el conjunto. Las líneas verticales amalgaman la figura. Cubismo analítico.

Piet Mondrian, 1913. Solomon R. Guggenheim Museum

Óleo sobre lienzo

105’1 x 114’3 cm.


Por último, tenemos ya a Mondrian instalado en totalmente en la abstracción.  Este cuadro ya no es cubista. Decir que esto es un árbol es ya un acto de fe. La sensación de calor que proporciona el amarillo es evidente. A Mondrian le llevó muchísimo tiempo encontrar su estilo definitivo, pero está claro que en cada hito que alcanzaba dejaba unas obras impresionantes. 

Violon et palette (Violín y plaeta)


Óleo sobre lienzo

91’7 x 42’8 cm.

Fracturar la realidad en múltiples facetas, como el espacio que les rodea, en el que se mezclan. La composición se pondrá en movimiento a medida que el ojo se vaya moviendo desde un plano a otro, buscando maneras de acomodar las múltiples fuentes de luz y la orientación de las partes. Esa es la idea del cubismo.

El que diga que no ve un violín apoyado sobre unas partituras. Sobre ellos cuelga de un clavo una paleta, al lado de la cual hay una cortina verde. El que diga que no lo ve, miente. El violín se puede ver desde los dos lados simultáneamente, desde arriba, desde abajo…

La corta paleta de colores obedece a la imposibilidad de pintar de esta manera con una amplia gama de colores brillantes sin que las formas se deshagan por nuestro cerebro. 

Braque pintó el clavo de forma realista, siguiendo las leyes de la perspectiva tradicional para tratar de acentuar entre las diferencias entre la perspectiva tradicional y la «nueva manera de ver».