Il Camerini dei Baccanali (La Cámara de las bacanales) II: Omaggio a Venere (Ofrenda a Venus)

El segundo encargo de Alfonso I de Este para su camarín fue para el pintor toscano Fray Bartolomeo, conocido también por el sobrenombre de Baccio della Porta. 

El tema requerido estaba basado en el fragmento Los erotes, tomado de las Imágenes de Filóstatro el Viejo, texto que describía las obras de diferentes artistas que supuestamente decoraban una mansión de las afueras de Nápoles en el siglo III a.C. Se trataba, por tanto, de reproducir una obra de arte perdida mediante la descripción realizada por un escritor de la Antigüedad. El texto describe como los pequeños dioses alados recogen las manzanas de un huerto en las cercanías de un templo dedicado a Afrodita.

Sin embargo, Fray Bartolomeo muere en noviembre de 1517, habiendo realizado nada más que un dibujo preparatorio para su Festa di Venere (Fiesta de Venus):

Fra Bartolomeo, h. 1516. Galleria degli Uffizi (Firenze)
Tiza negra sobre papel

22 x 29 cm. 
De esta forma, este encargo pasó a Tiziano que se encontraba en Ferrara a comienzos de 1516, invitado por Alfonso I para encargarle algunas obras que no estban destinadas a esta estancia. Tiziano ya había sido nombrado pintor oficial de Venecia, dado que su maestro, Giovanni Bellini, había fallecido en noviembre. Tiziano recibió el dibujo y una traducción del texto para realizarlo. 

Tiziano Vecellio, 1518-19. Museo Nacional del Prado (Madrid)
Óleo sobre lienzo

172 x 175 cm. 

Como era la primera vez que se enfrentaba a una obra de este tipo, Tiziano realizó una composición que seguía al pie de la letra el texto de Filóstrato. Si se comparan las dos reproducciones, no cabe duda de que los amorcillos tienen una papel mucho más preponderante en la pintura de Tiziano que en el esbozo de Fray Bartolomeo. 

Los elementos del texto casi se pueden seguir: si se hace referencia a que los erotes no tienen necesidad de escalas para recoger la fruta, Tiziano los muestra revoloteando alrededor de las copas de los árboles, arrancando sus frutos (en particular, el que está situado arriba, en la parte central, me parece exquisito). Dibuja muchos, como indica Filóstrato, pues son muchas las cosas que aman los hombres: unos jugando con las manzanas, otros tratando de capturar una liebre para ofrecérsela a la diosa… También se representan el arroyo que mana de las rocas o el espejo de plata de las ninfas, las cestas adornadas con gemas. Curiosamente, en el texto sólo se indica que se adivina la presencia de un santuario de la diosa, la idea de representarla debe haberse heredado del dibujo de Fray Bartolomeo. Tiziano utilizó como modelo a una Venus que había en el museo Arqueológico de Venecia. 

Indudablemnte, Tiziano consigue plasmar la sensualidad que describe Filóstrato.

En abril de 1518, Tiziano pregunta en que pared se va a colocar la pintura, con el objeto de ubicar sus fuentes de luz. Terminaría desplazándose a Ferrara en octubre de 1519, para terminar la pintura in situ.

Santas Justa y Rufina (VIII)


Antonio María Esquivel, 1844. Museo del Romanticismo (Madrid)

Óleo sobre lienzo

218,5 x 139,5 cm.
Con Justa a punto de expirar, el sevillano prefiere centrar la atención en el dramatismo de la situación de este gigantesco lienzo. Antonio Maria Esquivel es el pintor romántico español mas significativo. Su obra Los poetas contemporáneos. Una lectura de Zorrilla en el estudio del pintor cada vez va tomando mas y mas fama. 


Antonio María Esquivel, 1846. Museo del Prado (Madrid)

Óleo sobre lienzo

144 x 217 cm.

En Sevilla me llamó la atención su Retrato de Saturnina Moso Villanueva. Tiene algo que no sé describir, pero la imagen cautiva de inmediato.


Antonio María Esquivel, 1845. Museo de Bellas Artes de Sevilla

Óleo sobre lienzo

125,5 x 93 cm.

Maria Maddalena come Melanconia

Artemisia Gentileschi, h. 1621-22. Sala del Tesoro de la Catedral de Sevilla
Óleo sobre lienzo
122 x 96 cm.

Después de unos días en Sevilla, empachado ya de obras religiosas, esta pintura, no demasiado famosa, ha terminado siendo una de las que mas me ha conmovido de todas las que he visto.

Es fácil que pase desapercibida, ya que se encuentra situado en lo alto, por lo que si uno ha quedado deslumbrado por la magnificencia de la sala capitular, justo al lado, puede perdérsela fácilmente. Simplemente, me parece bellísima. La expresión del rostro es inolvidable; la naturalidad con que descansa la cabeza sobre el antebrazo realzan elegantemente la composición. 

Artemisia realizó una copia de este cuadro, ligeramente más grande, con algunas diferencias. No he conseguido encontrar ninguna reproducción suya de calidad por ningún sitio, así que reproduzco la que circula comúnmente por ahí:

Artemisia Gentileschi, h. 1621-22. Museo Soumaya (Ciudad de México)
Óleo sobre lienzo
136,5 x 100 cm.

Lo que más llama la atención es la anchura del paño que cubre el hombro y el pecho, añadido con posterioridad (no hace falta recurrir a los rayos X para ver como estropea la sensualidad de la obra). La fisonomía de la Magdalena también es distinta, mucho más clásica en la segunda versión, lo que para mi redunda en un resultado claramente inferior. No hay ninguna evidencia del motivo por el cual Artemisia realizó esta copia, cosa ya había sucedido con su Judith decapitando a Holofernes; me gusta pensar que las copias se realizaron para desquitarse de  las ofensas realizadas por los que encargaron las obras que para obtener mas dinero con su venta. 

Artemisia Gentileschi, h. 1633-35. Museo del Prado (Madrid)
Óleo sobre lienzo
184 x 258 cm.

Hay dos obras más de Artemisia Gentileschi en España: Nascita de Giovanni Battisita (Nacimiento de San Juan Bautista), muestra relevante de la primera etapa napolitana de la artista de Roma, donde se mezclan a partes iguales su clasicismo y caravaggismoy Madonna e Gambino con rosario, de la segunda.


Artemisia Gentileschi, 1651. Casita del Príncipe (El Escorial)
Óleo sobre cobre
58 x 50 cm.

Adoración de los Reyes Magos

Juan Bautista Maíno, 1612-14. Museo del Prado (Madrid)
Óleo sobre lienzo
315 x 174,5 cm.

He escogido esta obra por sus colores: la gama que ofrece me parece exquisita. Una visión detenida de los atuendos de los reyes deja al descubierto la variedad de pigmentos que utilizó el artista. Esta pintura forma parte del retablo de las cuatro Pascuas, que se «desamortizó», y por tanto, se desmontó hace tiempo. Estaba destinado al altar mayor del convento de San Pedro Mártir, en Toledo.

Frescos de San Baudelio de Casillas de Berlanga: Elefante

Anónimo, siglo XII. Museo del Prado (Madrid)
Pintura mural al fresco 
205 x 305 cm.

La remodelación que se acometió en 2010 en el museo del Prado fue la protagonista de la primera entrada de una primeriza versión de Arte a las ocho, que se publicó el 19 de marzo de 2013.


La sala 51c, que se habilitó durante 2009, es un excelente punto de partida para empezar una visita reposada a la colección permanente del museo, de las que se prolongan varias jornadas. Los frescos de la ermita mozárabe de San Baudelio en Casillas de Berlanga (Soria) causan una impresión indeleble a quienes las contemplen, así que merece la pena verse inmerso en ellas durante un buen rato. He escogido al elefante (que porta un castillo), pero el oso o la cacería de ciervos son otros buenos ejemplos de motivos sorprendentes para tratarse de pinturas incluidas en una ermita en aquella época. La historia de dichas pinturas y su venta a un coleccionista norteamericano durante los años veinte del pasado siglo ya sólo son lo suficientemente interesantes como para dedicar un rato a saber mas sobre ellas.


Ya puestos,  en este enlace podéis leer la poesía que le dedicó a estas pinturas Gerardo Diego. La visita a la ermita sigue siendo altamente recomendable (y así veréis la palmera de la que habla el poeta), ya que se restauró en 2002. En el Prado se pueden ver seis de las veintitrés pinturas originales, siendo necesario desplazarse a cuatro ciudades diferentes de Estados Unidos para contemplar el resto. Si queréis saber mas sobre estas pinturas, la lectura de este documento es sumamente ilustrativo.