Battaglia di San Romano (La batalla de San Romano)



Paolo Uccello, h. 1438. The National Gallery (London)
Temple sobre tabla

182 x 320 cm. 
Es difícil hacerse una idea de como era este tríptico cuando lo realizó Paolo di Dono (Uccello -el pájaro- es el apodo que se ganó el italiano, según Vasari, por su desmedido interés en la perspectiva). Completado pocos años después de la batalla que enfrentó el 1 de junio de 1432 a los florentinos, encabezados por Niccolò da Tolentino, (el personaje que lleva el sombrero de damasco en rojo y oro) con las tropas de Siena (lideradas por Bernardino della Ciarda), que puso fin a la guerra que enfrentaba a Florencia con Lucca y sus aliados, sus tablas estaban  originalmente rematadas en arco para ajustarse a un techo abovedado en la casa de Lionardo Bartolini, supervisor del Consejo de los Diez que había dirigido la guerra. En el caso de la tabla de la National Gallery, las limpiezas realizadas durante el siglo XIX han ido restando color a los rostros y los paisajes, a la vez que han dotado a los caballos de un aire artificial. Las armaduras, representadas con minuciosa fidelidad, estaban decoradas con pan de plata, lo que las daba un aspecto brillante y reluciente que hoy no se puede observar, ya que el paso de tiempo ha apagado ese efecto, aunque algo queda de ello en una de las pinturas.


Paolo Uccello, h. 1438. Galleria degli Uffizi (Firenze)
Temple sobre tabla

182 x 320 cm. 

Más tarde, las tablas se serraron en rectángulos y se trasladaron a los aposentos de Lorenzo el Magnifico, en la planta baja del palacio de los Médicis. Como la composición recuerda a un tapiz medieval, Lorenzo de Médicis, que para su boda organizó torneos, es seguro que no pudo resistirse a la contemplación de esta obra. 


Se suelen nombrar como Niccolò da Tolentino alla testa dei fiorentini (Londres), Disarcionamiento di Bernardino della Ciarda (Florencia), e  Intervento decisivo a fianco dei fiorentini di Michele Attendolo (Paris). La tercera tabla es la única firmada y posiblemente se realizara con posterioridad a las otras dos.



Paolo Uccello, h. 1438-40.  Musée du Louvre (Paris)
Temple sobre tabla

182 x 317 cm. 

(Intervento decisivo a fianco dei fiorentini di Michele Attendolo fue publicada en Arte a las ocho por primera vez el 18/11/13;  Battaglia di San Romano fue sugerida por K.)


El pintor se había formado en el taller de Ghiberti, lo que sin duda influyó en la forma de dibujar las figuras, especialmente las de los caballos. Se puede apreciar la gran cantidad de detalles que Uccello introdujo para conseguir una perspectiva con varios puntos de fuga. Son habitualmente reseñados los escorzos del soldado muerto, en la parte inferior derecha de la tabla de la National Gallery, o el del casco de la parte central en la misma tabla. La posición de los caballos de la tabla de los Ufizzi también está muy estudiada, así como las de los fragmentos de lanzas que se hayan dispuestos por el suelo del campo de batalla. Su gran amigo Donatello se burlaba cariñosamente de estas invenciones.


La dispersión de las tablas ha hecho que, desde que pude observar la de los Ufizzi hasta que he podido completar la serie en Londres, hayan transcurrido casi la friolera de seis años. En particular, el Disarcionamiento  se ha restaurado desde que tuve la fortuna de verla. Los entendidos dicen que la del Louvre es la tabla que ha perdurado en mejores condiciones. Pues bien, a pesar de ello, ha sido la tabla de la National Gallery la que mas me ha impactado.

Morte della Vergine (La muerte de la Vírgen)

Michelangelo Merisi da Caravaggio, 1606. Musée du Louvre (Paris)
Óleo sobre lienzo
369 x 245 cm.

Caravaggio pintó este lienzo para que se colocase sobre un altar, lo cual ya da una idea de la osadía de la obra. La luz que proviene del cielo recorre calvas, cuellos y manos, antes de iluminar el cadáver con claros signos de enfermedad (los tobillos verdosos, el estómago hinchado). Por supuesto que los carmelitas de Santa Maria de la Scala no compraron el cuadro: se dice que la modelo era una prostituta que se había ahogado en el Tíber. En esta obra, el consuelo no aparece por ningún lado.

Dado que Caravaggio realizó la obra en el punto de más éxito de su carrera, fue también su mayor escándalo.

Al final, el lienzo fue comprado por Rubens para Vicente Gonzaga, duque de Mantua. El flamenco quedó fascinado por él, no sin antes reprochar a su autor el que no realizase bocetos previos.

Con esta pintura se entiende perfectamente la relación entre el Barroco y la Contrarreforma: su contemplación es más fuerte que un par de homilías.

Portrait présumé de Gabrielle d’Estrées et de sa soeur la duchesse de Villars (Supuesto retrato de Gabrielle d’Estrées y de su hermana la duquesa de Villars)



Escuela de Fointeneblau, alrededor de 1594. Musée du Louvre (Paris)

Óleo sobre madera

125 x 96 cm. 

No hay absoluta certeza de que el personaje de la izquierda sea la duquesa de Villars, pero en cualquier caso, el significado que se le atribuye actualmente al cuadro es que con el pellizco se quiere indicar el embarazo de Gabrielle d’Estrées, la amante oficial del rey Enrique IV de Francia. El anillo que enseña en su mano izquierda se ha atribuido al hecho de que el rey pretendía casarse con ella (cosa que a mi no me termina de cuadrar, pues el embarazo es del primero de los tres hijos que tuvieron,  César, que nació en 1595). Gabrielle murió en 1599, por tanto, en mi opinión, sin mucho mas fundamento, el anillo debe de hacer referencia a que el embarazo se produce fuera del matrimonio. 

No, no creo que se haya dado todavía con la interpretación correcta de esta obra. Al menos, hay muchos elementos que no han terminado de ser aclarados. 

Jean II le Bon, roi de France

Anónimo, antes de 1350. Musée du Louvre (Paris)

Témpera sobre madera

44’5 x 60 cm. 

Parece ser que esta pintura es el primer retrato individual que existe desde la Antigüedad. Aunque no existe una certeza absoluta, se dice que representa al rey Juan II de Francia (la inscripción es posterior a la elaboración del cuadro), que visitó al Papa en Avignon justo antes de su ascensión al trono. El perfil utiliza la fórmula numismática, ya desarrollada en la antigüedad. El fondo dorado y los colores son claramente de origen italiano. A mi personalmente, me recuerda mucho a las obras de Simone Martini. 

Pala di San Zeno

Andrea Mantegna, 1457-1459. Basilica di San Zeno Maggiore (Verona)

Témpera sobre madera

450 x 480 cm. 

Cuando yo estudiaba bachillerato no se estudiaba a Andrea Mantegna (y eso que iba a colegio de curas), producto del chauvinismo  que imperaba durante el periodo tardofranquista en la enseñanza de determinadas materias, así que tardé en descubrirle muchos años.  No deja de sorprenderme la ausencia de información sobre él, así como la escasa repercusión que ha tenido su obra en nuestro país. En los últimos tiempos, sin, embargo, parece que la situación haya cambiado y se le comienza a colocar entre los grandes maestros de todos los tiempos, donde siempre ha debido de estar. 

La obra que nos ocupa hoy es una sacra conversazione y está ubicada sobre el altar de la Capilla Mayor de la basílica de San Zenón, en Verona, lugar de obligada visita. Se trata del primer retablo plenamente renacentista que se pintó en la Italia septentrional. Fue encargado por el patriarca veneciano Gregorio Correr, abad de San Zeno durante aquellos años. Su ubicación original fue cuidadosamente elegida, y su iluminación estudiada en profundidad, ya que provenía de una ventana realizada por petición expresa del pintor a tal efecto. 

Está divido en tres calles por un marco de madera, que es el original, y que con casi seguridad fue también diseñado por el mismo Mantegna. Realmente, imita una estructura arquitectónica clásico, por lo que más que dividir el retablo, lo enmarca, ya que en realidad, hay que contemplarlo como una única pintura.


A la izquierda, tenemos a San Pedro en primer plano, mirando a los ojos al espectador, y a continuación figuran San Pablo (conversando con el anterior), San Juan y San Zenón.  


Andrea Mantegna, 1456-1459. J. Paul Getty Museum (Los Angeles)

Pluma y tinta marrón

19,52 x 13,17 cm. 


Si se compara esta parte con el boceto anterior, puede comprobarse  que en la composición final, Mantegna acentúa la posición en diagonal de los personajes, dando un protagonismo más importante a los que se encuentran en primera fila, que casi parecen sobresalir del cuadro.  

En el centro, una representación de la Virgen y el niño siguiendo la tradición bizantina, rodeada de ángeles músicos y cantores. 

A la derecha, San Benito (al fondo), San Lorenzo (con su parrilla), San Greogorio Magno y, en primer plano, San Juan Bautista.

La predela tiene una historia diferente. El retablo completo fue desmembrado y expoliado por los franceses en 1797. Las tres piezas superiores fueron recuperadas en 1815, pero las tres partes inferiores permanecieron en Francia. Las que se exponen actualmente en la basílica son copias realizadas en esa época. 

Andrea Mantegna, 1457-1459. Musée du Louvre (Paris)

Témpera sobre madera

76 x 96 cm. 


La parte central, La Crociffisione, es una auténtica preciosidad.  Se trata de una reconstrucción rigurosamente representada del calvario. Los trajes y armaduras de los soldados romanos están perfectamente caracterizados y ejecutados con absoluta precisión. Para la escena, Mantegna muestra un absoluto dominio de la perspectiva. El Gólgota es siniestro: no hay que perderse los hoyos del suelo, para ubicar las cruces, o la empalizada que lleva a la ciudad. El bien está agrupado a la derecha de la cruz, y el mal al otro lado. Dos personajes ocupan la primera fila, como si se hubiesen retratado accidentalmente para dar mayor verosimilitud a la escena.



Andrea Mantegna, 1457-1459. Musée des Beaux-Arts (Tours)

Témpera sobre madera

71 x 93 cm. 


En el lado izquierdo tenemos L’Orazione nell’orto. Mantegna volverá a este tema en el futuro (cosa que dejamos para otro día). Cristo está rezando a un ángel que surge de una nube (obsérvese con detalle) mientras que San Pedro, Santiago y San Juan duermen en el suelo. Por el camino viene Judas con un grupo de soldados para arrestar a Cristo.   Al fondo, Jerusalen está representada como ciudad ideal. Hay cantidad de detalles menores que muestran influencias flamencas en esta pintura (la cascada, la liebre, la fruta)


Andrea Mantegna, 1457-1459. Musée des Beaux-Arts (Tours)

Témpera sobre madera

71 x 94 cm. 

Por último, en la parte de la derecha tenemos L’Resurrezione di CristoHay que fijarse  de nuevo en la vestimenta de los soldados, bastante precisa. También hay que hacerlo en la expresión que tienen, teniendo en cuenta que la escena les ha pillado en mitad de un profundo sueño. Ojo a la representación de los querubines.