Óleo sobre lienzo
46 x 62 cm.
Siempre me pasa igual. Cada vez que viajo a una ciudad en la que hay un museo que no aparece entre los de primera fila y me acerco a visitarlo, siempre me falta tiempo para verlo con calma (bueno, ahora que lo pienso, me pasa con todos). El caso es que reserve un par de horas para ver el Museo de Navarra y me faltó, al menos, otra hora para haberlo disfrutado.
¿A qué viene esa extraña costumbre de tener unos horarios tan cortos? (por las tardes abre de 17:00 a 19:00). Le voy a dedicar tres o cuatro entradas para que veáis que merece la pena dedicarle un rato. A pesar del calor que hace dentro.
¿A qué viene esa extraña costumbre de tener unos horarios tan cortos? (por las tardes abre de 17:00 a 19:00). Le voy a dedicar tres o cuatro entradas para que veáis que merece la pena dedicarle un rato. A pesar del calor que hace dentro.
La guía del museo dice que Julio Martín-Caro es «un interesante pintor neofigurativo, donde el expresionismo y la abstracción se funden con resultado trágico y visceral; en relación con la Action Painting y sobre todo con Antonio Saura, produce un gestualismo inquietante.» Más conocido en Estados Unidos que en España, en las otras dos obras del pintor que se exponen en la sala (El sueño de Tania y Apología interna), los comentarios anteriores son más válidos y no apocan tanto a este retrato, que inmediatamente capta la atención del visitante. SU enérgica pincelada contrasta con el equilibrio del resultado.
Una sorpresa encantadora.