O retábulo do altar-mor da Sé de Lamego (Retablo del altar mayor de la catedral de Lamego)

Continuamos repasando la obra del pintor mas importante del Renacimiento portugués, Vasco Fernandes, más conocido como Grão Vasco. Si en un artículo anterior nos ocupábamos de las pinturas que realizó para la Sé de Viseu, en esta ocasión nos centraremos en otro de sus trabajos mas importantes: los paneles del retablo del altar mayor de la catedral de Lamego.

Lamego es una pequeña ciudad ubicada en el valle del Duero desde donde se puede explorar tranquilamente los alrededores, con sus míticas terrazas cubiertas de viñas, visitar lugares cercanos tan interesantes como Amarante, Solar de Mateus y discurrir por la carretera de Sabrosa a Pinhão (siempre que tengamos la precaución de evitar el sofocante bochorno veraniego).

La ciudad, donde se celebró la asamblea donde se reconoció a Alfonso Enríquez como primer rey de Portugal en 1143, posee su catedral con un bonito claustro renacentista, el santuario de Nossa Senhora dos Remédios, con su espectacular escalera barroca diseñada por el gran Nicola Nasoni y, por ende, uno de los museos mas recónditos e interesantes de Portugal.

El museo, además de su sección lapidaria, un par de capillas barrocas de madera esculpida y dorada, varios tapices flamencos del siglo XVI y su colección de azulejos, destaca por contener cinco de los veinte paneles que formaban el políptico del altar mayor de la Sé. El retablo se desmontó en el siglo XVIII, guardándose estos cinco paneles en el Paço Episcopal, desde donde pasaron al museo en 1917. Se desconoce el paradero de los otros quince paneles.

El primero de ellos representa la Criação dos Animais (Creación de los animales): 

 Grão Vasco, h. 1506-11. Museu de Lamego
 Óleo sobre tabla
174 x 92 cm.

Dios Padre acaba de crear a los cuadrúpedos, tras haber hecho a los pájaros. Entre las cinco aves representadas se encuentra un papagayo, especie recientemente descubierta por los europeos gracias a los viajes transatlánticos de la época. Una inspección detallada nos muestra un conjunto de animales domesticados: un toro, un burro, un caballo, un cordero y un perro; entre los animales salvajes podemos observar un camello, un venado, un jabalí y un elefante, cuyos primeros ejemplares llegaban en las bodegas de los barcos después de larguísimos viajes a Oriente. Además de todos estos, detrás del caballo está situado un unicornio.

 El segundo de los paneles, con una evidente influencia flamenca, es una Anunciação:

 Grão Vasco, h. 1506-11. Museu de Lamego
Óleo sobre tabla
 173 x 92 cm.

 El tercero de los paneles, uno de los más bellos, es una Visitação:

 Grão Vasco, h. 1506-11. Museu de Lamego
Óleo sobre tabla
 177 x 92 cm.

Los paisajes de fondo evidencian de nuevo la influencia flamenca. Realmente se muestra una conversación múltiple: además de la que se produce entre María u su prima Isabel, otras dos mujeres están charlando en segundo plano; y dos hombres, en el fondo. En el cielo, también hay dos ángeles que están dialogando. Un hombre contempla la escena: desciende por una montaña imposible, sujetando a un burro que va tirando de un carro. Diríase que todos los personajes están comentado la misma noticia.

La cuarta tabla ilustra la Circuncisão:

 Grão Vasco, h. 1506-11. Museu de Lamego
Óleo sobre tabla
 177 x 96 cm.

La última, Apresentação no Templo:

 Grão Vasco, h. 1506-11. Museu de Lamego
Óleo sobre tabla
 183 x 101 cm.

Retábulos para as capelas da Sé de Viseu

No se puede concebir la pintura portuguesa del Renacimiento sin hacer una referencia a su representante más emblemático, Vasco Fernandes, más conocido como Grão Vasco. Para ver el grueso de su obra no hay que recorrer muchos sitios: un buen punto de partida es el museo que lleva su nombre en la capital de la Beira Alta: Viseu. En él se encuentran los retablos que realizó para la Sé, conjunto que se encuentra entre su obras mas importantes.

 Óleo sobre tabla
 213 x 231,3 cm. (panel central)
46,8 x 67 cm. (cada panel de la predela)

En mi opinión, este panel de São Pedro (San Pedro) destaca sobre el resto de sus obras. Representado casi con aires reales, la majestuosa figura destaca sobre el fondo, donde se representan dos momentos de su vida en Galilea. Ubicado en su trono, realizado al estilo italiano de la época, casi se puede sentir el peso de su manto, decorado con hilo de oro, con sus pliegues extendiéndose sobre el mosaico del suelo.

Realizada para la Capilla del apóstol de la Sé de Viseu, este retablo  se puede admirar en el antiguo palacio que está situado justo en el edificio de al lado, actual museo de esta ciudad (al que el pintor le ha prestado su nombre), donde también se encuentran, entre otras de sus obras, otros cuatro retablos realizados para este templo, conjunto que vamos a comentar muy brevemente. Obsérvese el Calvário, realizado para otra de las capillas de la catedral.

Óleo sobre tabla
142,3 x 239,3 cm. (panel central)
 50 x 71 cm. (cada panel de la predela)

Cuando uno se ubica delante de esta pintura, resulta casi imposible no introducirse en la escena. Fijaos en del detalle de como la cabeza de Gestas, el mal ladrón, se retuerce en la cruz para indicarnos que Judas se ha suicidado. Para mí, ya sólo este retablo, junto con el de San Pedro, justifican la visita al museu.

El tercer panel, realizado para la capilla del Espíritu Santo, es un Pentecostes. No es la única obra con este tema que realizará, como el que realizará algunos años más tarde para el monasterio de Santa Cruz, en Coimbra.

Grão Vasco, h. 1529. Museu Nacional Grão Vasco (Viseu)
Óleo sobre tabla
237,5 x 216 cm.

Esta pintura destila, como el resto, un tremendo ambiente de espiritualidad, aunque puede que en este se acentúe más, si cabe. La representación de la nave abovedada de la Sé contribuye, sin duda, a reforzar esa sensación.

La capilla de São João Baptista fue el lugar elegido para mostrar este Baptismo de Cristo:

Grão Vasco, h. 1529. Museu Nacional Grão Vasco (Viseu)
Óleo sobre tabla
211,5 x 231,5 cm.

El conjunto lo completa este São Sebastião, el mayor tamaño de los cinco:

Grão Vasco, h. 1529. Museu Nacional Grão Vasco (Viseu)
Óleo sobre tabla
220,5 x 237 cm. (sólo este panel central)

Sus valiosos ropajes, tirados en el suelo, están revueltos con sus armas. El hombre que le ata no parece apretar demasiado los nudos.

Los retablos pasaron de las capillas a la sacristía de la catedral en el siglo XVIII, donde permanecieron hasta que fueron trasladados al museo en Septiembre de 1918.