«Impresionistas y modernos», una muestra de la Phillips Collection de Washington

Últimos días para poder visitar en el Caixa Forum Madrid la exposición Impresionistas y modernos, una muestra de la Phillips Collection de Washington, que ya ha pasado por Corea del Sur, Roma y Barcelona.

Sesenta obras (la mas antigua, de 1811, la mas moderna, de 1975) de cuarenta y cinco artistas distintos que abarcan mas de dos siglos de historia de la pintura, sirven de muestra de la importante colección del museo de arte moderno mas antiguo de la historia de Estados Unidos.

He seleccionado las tres obras que más me han llamado la atención: la primera, Courmayer et les dents des geants, de la serie Mundo pintado de Kokoscha, con el Mont Blanc al fondo.

Óleo sobre lienzo
90,2 x 132,1 cm.

Utrillo representó la emblemática Place du Tertre de Montmatre en diferentes ocasiones. Ninguna reproducción fotográfica hará nunca justicia a esta auténtica obra maestra.

Maurice Utrillo, 1911. The Phillips Collection (Washington)
Óleo sobre cartón
54,3 x 73,3 cm.

He dejado para el final a Fuga, de Nicolas de Stäel, pintor por el que siento una absoluta debilidad, y al que es ciertamente difícil conocer en profundidad, dada la poca difusión que ha tenido su obra en nuestro país.

Nicolas de Stäel, 1951-52. The Phillips Collection (Washington)
Óleo sobre lienzo
80,7 x 100,3 cm.

«Wyeth: Andrew y Jamie en el estudio»

Los Wyeth representaban a los animales con actitudes humanas. Este carnero se muestra aquí como un orgulloso habitante de Monhegan Island. Los dos pintores, padre e hijo, difícilmente encasillables en ninguna corriente artística, se me han revelado profundamente inspiradores. Distintos y semejantes, sus obras se van entrelazando en la estupenda muestra de su obra que todavía se puede ver en el Museo Thyssen-Bornemisza.

Los temas que escogen parecen corrientes a simple vista, pero todos adquieren una magia insospechada cuando se analizan con algo mas de detalle. Huyendo de todos los calificativos, ajenos a las críticas, ásperos y sutiles, muestran una sensibilidad que transmite una sutil sensación, simultáneamente apasionada y desapasionada, de tranquilidad y de intranquilidad a la vez. Si veis la muestra, entenderéis lo que quiero decir cuando observéis la serie de Jamie Seven Deadly Sins (Los siete pecados capitales), de una elocuencia propia de otros tiempos.

La muestra mezcla obras de padre e hijo: The Islander (El isleño), de Jamie y My Young Friend (Mi joven amiga), de su hijo Andrew son dos de las que mas me impactaron.


Jamie Wyeth, 1975. The Andrew and Betsy Wyeth Collection
 Óleo sobre lienzo
86,4 x 112,7 cm.

 
Andrew Wyeth, 1970. The Andrew and Betsy Wyeth Collection
Témpera sobre masonita
81,3 x 63,5 cm.

Abstractos y realistas. En ocasiones, ambas cosas en la misma obra; véase por ejemplo, Troddenn Weed (Hierba pisada). Otras veces te deslumbran con su técnica como es el caso de My Young Friend, donde los detalles de la lana del jersey son dignos de los van Eyck (e igual que con las pinturas de éste, difícilmente apreciables en una reproducción). Unas veces mas realistas, otras mas experimentales otras, como en el retrato de Andy Warhol en A.W. working on Piss series.

No dejéis de ver esta interesante muestra, que además, es la primera que se celebra de estos artistas en Europa.

Andrew Wyeth, 1951. The Andrew and Betsy Wyeth Collection
Témpera sobre tabla
50,8 x 46,35 cm.

Jamie Wyeth, 2007. The Phylis and Jamie Wyeth Collection
Témpera sobre tabla
121,9 x 76,2 cm.

«Kandinsky. Una retrospectiva»

Resulta difícil resistirse a incluir una breve reseña de la muestra de Wassily Kandinsky, genio de la abstracción, que se expone durante estos días en Madrid en Centro Centro.

Wassily Kandinsky, 1939. Centre Georges-Pompidou (Paris)
Óleo sobre lienzo
100,5 x 82 cm.

He escogido Complexité simple porque es una de las muchas que me han fascinado de entre las que se presentan ahora: la sala dedicada a sus últimas obras en París me ha resultado harto gozosa. Y dentro de esta sala, esta pintura me ha gustado por encima de las demás.

Se me antoja aquí un pintor totalmente reafirmado en sus convicciones, a pesar de la indiferencia con la que fue tratado en esta ciudad durante aquellos años. También se percibe en esta pintura la influencia de amistades como Hans Arp. Sus tonos se han suavizado, como se aprecia también en muchas otras obras de esta época. Sin embargo, aquí se sale un tanto de su línea habitual, con esos bordes oscuros, que confieren al conjunto ese aspecto tan peculiar.

«Edvard Munch. Arquetipos»

De muy interesante hay que calificar la exposición que se presentó durante estos meses pasados en el Museo Thyssen-Bornemisa. Constó de 79 obras, 42 de ellas procedentes del museo de Oslo. Habían pasado más de treinta años desde la última muestra dedicada al noruego realizada en Madrid, así que la oportunidad se presentaba como excepcional. Estupenda reunión de obras del artista, con una variada representación de su trabajo.

Edvard Munch, 1894. Munchmuseet (Oslo)
Aguafuerte y punta seca sobre plancha de cobre coloreada a  mano.
25 x 32,5 cm.

En 1894, Munch comienza a realizar sus primeros grabados, técnica en la que destacó especialmente. En Sommernatt (Noche de verano), subtitulado La voz, nos muestra a Milly Thaulow, su primer gran amor, que consiente en verse con él y tener unos primeros encuentros amorosos. Como estaba casada con el hermano de su amigo Frits Thaulow, Munch comenzó a sentirse culpable, llegando además, a causar un enorme enfado en su padre. Por si fuera poco, Milly le atormentaba contándole sus relaciones con otros hombres, a pesar de lo cual, la relación se mantuvo durante varios años. A pesar de todo, Munch siempre recordará aquella relación felizmente, como su bautismo en un tema que será recurrente en su obra, los misterios de la mujer.

Dos elementos concentran nuestra atención: la mirada penetrante de Milly, y el característico reflejo de la luna que el pintor utilizará con frecuencia, símbolo que utiliza para expresar el ideal del amor: así se encuentran los ojos de los enamorados, fundiéndose en su propio resplandor, anudando sus corazones.

Bonnard, en la Sala Recoletos

Tremenda exposición del pintor francés en la sala de exposiciones Recoletos de la Fundación Mapfre en Madrid, que puede visitarse hasta el próximo 10 de Enero. Pienso que, de manera claramente injusta, la muestra no está teniendo la repercusión mediática que merece. Organizada por el Museo de Orsay y los Fine Art Museums de San Francisco, consta de setenta y cinco pinturas (complementadas con diez dibujos y cuarenta y siete fotografías), es una de las mejores oportunidades que se tienen en la vida para disfrutar de una muestra tan completa de este artista, muy poco visto en España.

Óleo sobre lienzo
127 x 100 cm.

En la obra que he escogido, Le jardin, es un ejemplo representativo para entender su pintura. La mirada estalla ante la explosión de colores: se tarda un buen rato en percibir la profundidad del paisaje representado: a pesar de la cantidad de pixeles de la reproducción, cuesta ver claramente como el camino gira a la derecha. También es difícil verlo in-situ.

Id con tiempo, cada cuadro necesita de un importante lapso de tiempo para ser observado. Ya veréis como sois recompensados.

PD: Quiero que esta entrada sirva de homenaje a todas las víctimas de los terribles atentados que sufrió Paris ayer. ¡Que horror mas indescriptible! ¡Que tristeza tan inmensa!

¿Se librará el género humano alguna vez de los escalofriantes actos que es capaz de cometer? Siempre tienen unas características comunes y se conocen desde los tiempos más remotos de nuestra historia: sirven a unos despreciables intereses (siempre terrenales, por mucho que se quieran vestir de grandes ideales), siempre están urdidos por mentes miserables (que aducen un bien común, aunque se realizan exclusivamente en el propio beneficio) y son ejecutados por seres ciegos, siempre ignorantes, manipulados hasta el punto en el que creen que suicidarse matando más gente mientras explosionan les hará merecedores de algún bien en una vida posterior (¿existe engaño más profundo?). ¿Llegará el momento en que los hombres aprendamos a ver más allá de unos centímetros de donde alcanza nuestro ego?