Attila suivi de ses hordes barbares foule aux pieds l’Italie et les Arts (Atila seguido de sus hordas bárbaras pisotea a Italia y a las Artes)

Es cierto que la caída del Imperio Romano Occidental se debe a una conjunción de causas de diferente naturaleza. Pero resulta igualmente cierto que la presión que ejercieron los hunos sobre los visigodos, obligándoles a cruzar el Danubio, fue el detonante que provocó la batalla de Adrianópolis el 9 de Agosto de 378 entre germanos y romanos, lo que le costó la vida al mismísimo emperador Valente, y lo que es mas importante aún, permitió la expansión de los visigodos por los Balcanes.

A comienzos del siglo V, los hunos estaban establecidos en Panonia bajo el mando de Atila (h.395-453). Tras la muerte de su hermano Bleda, se había convertido en su caudillo único. Desde que accedió al poder había estado dirigiendo sus campañas militares contra Oriente.

La superioridad de los hunos se basaba en su caballería. Estos guerreros eran muy diestros en el manejo del arco reflejo. Utilizaban flechas de punta triangular y el resto de su equipamiento consistía en silla de montar de madera, látigo, lazo y espada de uno o dos filos. La caballería alana, cuyas monturas tenían fama por su excelencia, podía considerarse superior a la de Atila; sin embargo, los hunos les aventajaban en número y eran infatigables.

Por razones que todavía no están del todo lo suficientemente claras, los hunos y sus aliados hacen su primera incursión hacia Occidente en 451. Remontan el Danubio por la orilla izquierda, atraviesan el Rin cerca de Maguncia y arrasan Bélgica. Incendian la ciudad de Metz y asedian Orleans. Atila pretende contraer matrimonio con Honoria, hermana del emperador romano Valentino III. Sólo la coalición formada por las tropas comandadas por el Magister militum Aecio y el rey visigodo Teodorico I conseguirán frenar el avance de Atila en la batalla de los Campos Catalaúnicos el 20 de junio de 451, en algún lugar situado entre Troyes y Châlons-en-Champagne.

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Eugène Delacroix, 1838-1846. Bibliothèque de Assemblee Nationale de Paris
Óleo y cera sobre yeso
7,35 x 10,98 m.

En la primavera de 452, Atila ataca Italia: Milán, Pavía. Padua, Mantua, Vicenza y Verona son atacadas. Sólo un anciano León I (440-461) logrará que Roma sea respetada tras entrevistarse con el propio caudillo huno. Al poco tiempo de abandonar Roma, Atila muere en 453. Sin su líder, los temibles hunos no son más que una horda mediocre.


En el siglo XIII, sus hazañas se incluyen en el poema épico del Cantar de los Nibelungos, donde juega un importante papel: la princesa burgundia Krimilda contrae matrimonio con Atila buscando vengar la muerte de Sigfrido.

Atila Delacroix
Eugène Delacroix, 1838-1846. Bibliothèque de Assemblee Nationale de Paris
Óleo y cera sobre yeso
Detalle central

En 1838, Delacroix, con cuarenta años cumplidos, recibe el encargo de decorar el techo de la Biblioteca de la Asamblea Nacional, que está formado por una hilera cinco cúpulas, flanqueadas por una bóvedas de cuarto de esfera en cada uno de sus extremos. Cada una de las cúpulas estará destinada a una disciplina: en el centro, la Legislación, Teología, Poesía, Filosofía y Ciencias. En los extremos, la Paz como cuna del conocimiento y la Guerra como su aniquilación.

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Eugène Delacroix, 1838-1846. Bibliothèque de Assemblee Nationale de Paris
Óleo y cera sobre yeso
Vista de conjunto

Delacroix utilizará la figura de Atila para representar la guerra. A pesar de que la finalización de los trabajos se demorará hasta finales de 1846, debido a problemas de salud y a otros trabajos que el pintor estaba realizando en paralelo por aquel entonces (como la sala de lectura de la Biblioteca del Senado, en el Palacio de Luxemburgo), el conjunto será recibido con gran entusiasmo por parte de la crítica.


Marriage à-la-mode (Casamiento a la moda)

El humor inglés es una de las cosas por las que la humanidad merece ser tenida en consideración. Sus orígenes son literarios, evidentemente, y se pueden rastrear en Chaucer y las comedias de Shakespeare, pero cuando verdaderamente se desarrolla es a partir del siglo XVIII, con Alexander Pope, Jonathan Swift, el Tristram Shandy de Laurence Sterne, las comedias de John Dryden, las actuaciones de David Garrick, las citas del doctor Samuel Johnson y del clérigo Sydney Smith

Pero también hay un conjunto de artistas gráficos de esa época que participan de ese humor, que de hecho, no se podría entender sin las caricaturas de Joshua Reynolds o John Hamilton Mortimer, los grabados satíricos de Thomas RowlandsonJames Gillray y, un pelín mas tarde, George Cruikshank… De entre todos ellos, el artista mas importante es William Hogarth.

Entre 1731 y 1736, Hogarth pintó sus dos primeras series de pinturas de «temas de la moral moderna», cuyas reproducciones en forma de grabados se vendían bajo suscripción. La primera de ellas, Harlot’s progress (La carrera de la prostituta), estableció un modelo de arte narrativo que muchos han visto como un claro antecedente del cómic. Poco después, le seguiría otra serie parecida: A Rake’s Progress (La vida de un libertino).Ambas le proporcionaron un gran éxito por toda Europa, convirtiéndose en el artista de origen británico más importante de su época.

Junto con su amigo el escritor Henry Fielding, se dedicó a realizar un tipo de obras que describían comportamientos y problemas sociales de la época. La intención era doble: burlarse o poner en ridículo una determinada costumbre o aspecto de la vida social, a la vez que se realizaba un juicio moral o una denuncia de una situación concreta. Una de ellas fue la llamada Gin Craze, un periodo de comienzos del siglo XVIII donde el consumo de ginebra creció de forma espectacular, llegando a producirse una verdadera epidemia de alcoholismo, que hacía estragos en las clases bajas.

Hoy en día puede parecer incluso sorprendente, pero el matrimonio promovido por el amor entre los pretendientes siempre ha sido cosas de pobres. Precisamente, no fue hasta la primera mitad del siglo XVIII cuando se empezó a cuestionar el matrimonio de conveniencia. Una de las series de grabados más celebradas de William Hogarth es la que versa acerca de este tema. Consta de seis escenas, cuyos modelos originales, como en las demás series, están realizados al óleo, obteniéndose a partir de ellos los grabados.

La primera pintura de la serie se denomina The Marriage Settlement (El contrato de boda):

William Hogarth, h. 1743. The National Gallery (London)
Óleo sobre lienzo
 69,9 x 90,8 cm.


La segunda pintura de la serie es The Tête à Tête (Frente a frente):

William Hogarth, h. 1743. The National Gallery (London)
Óleo sobre lienzo
69,9 x 90,8 cm.


La tercera pintura, The Inspection (La revisión):

William Hogarth, h. 1743. The National Gallery (London)
Óleo sobre lienzo
69,9 x 90,8 cm.


Cuarta entrega: The Toilette (El aseo):

William Hogarth, h. 1743. The National Gallery (London)
Óleo sobre lienzo
70,5 x 90,8 cm.


Quinta parte, The Bagnio:

William Hogarth, h. 1743. The National Gallery (London)
Óleo sobre lienzo
70,5 x 90,8 cm.


La conclusión, The Lady’s Death (Muerte de la dama): 

William Hogarth, h. 1743. The National Gallery (London)
Óleo sobre lienzo
69,9 x 90,8 cm.


Santas Justa y Rufina (VI)

En el Ayuntamiento de Sevilla (en el que se puede y se debe realizar una visita guiada, que hay que reservar previamente) también hay una par de interesantes representaciones de la pareja de mártires realizadas por dos autores distintos. 

Juan de Espinal, 1760. Ayuntamiento de Sevilla
Óleo sobre lienzo

168 x 275 cm.

Juan de Espinal fue uno de los máximos exponentes del rococó sevillano. Suyas son, por ejemplo, las pinturas con las que está decorada la bóveda de la iglesia del Salvador, que realizó alrededor de 1775. 


En el Museo de Bellas Artes de Sevilla pueden verse varias de sus obras, por ejemplo, un interesante Arcángel San Miguel, que llama la atención. Parece ser que sus mejores obras están en el Palacio Arzobispal, que se puede visitar, pero de forma muy limitada.



Juan de Espinal, h. 1780. Museo de Bellas Artes de Sevilla
Óleo sobre lienzo

91 x 64,5 cm.
Además de Juan de Espinal, el otro autor que representa a las santas en el Ayuntamiento de Sevilla es Salvador Gutiérrez de la Vega. 


Salvador Gutiérrez de la Vega, segunda mitad del s. XIX. Ayuntamiento de Sevilla
Óleo sobre lienzo

99 x 74 cm.


Salvador Gutiérrez de la Vega, segunda mitad del s. XIX. Ayuntamiento de Sevilla
Óleo sobre lienzo

99 x 74 cm.

La pinturas se encuentran sobre la escalera renacentista, a los lados de una Piedad flamenca de finales del XVIII. 

La Fête à Rambouillet

 

Jean-Honoré Fragonard, alrededor de 1770. Museu Calouste Gulbenkian


Óleo sobre tabla


71 x 90 cm.


Se supone que en este cuadro, Fragonard intenta representar la fragilidad de las relaciones amorosas: una inocente merienda se ve amenazada por las aguas arremolinadas y los oscuros arcos de vegetación que aguardan a los aristócratas un poco más adelante. 


Desde que contemplé esta pintura por primera vez en Lisboa, siempre la he visto de una forma mucho mas inquietante. Una especie de rana enorme se va a abalanzar sobre a las pobres figuras que están situadas  en el balcón, con unas  tremendas fauces abiertas, ante la horrorizada mirada de los paseantes de la barca. Tampoco ellos están a salvo. Su tremenda zarpa izquierda, esta colocada, de manera amenazadora, justo delante de la primera embarcación. Si me apuras, hasta el árbol de mas a la izquierda está disfrazado de trueno. Ninguno de los excursionista va a regresar. Y el que está observando el cuadro, sin darse cuenta, lo sabe. 


Lo que parece un arbusto situado a la izquierda, junto a un tronco de árbol, es en realidad, una oscura figura que mira la escena con atención, como esperando  el veredicto de un juicio. No se está hablando aquí de incertidumbres o de la fragilidad de los devaneos amorosos, sino de ir contra corriente, de la experiencia de haber sido engullido literalmente por los sentimientos. 

Lo dicho, inquietante. 

(Publicada en Arte a las ocho por primera vez el 21/03/13)

Retrato de escritor

Vicente López, 1795. Museo de Navarra (Pamplona)

Pastel sobre papel


37 x 49 cm.


Hasta hace un par de años se creía que este retrato correspondía al dramaturgo Leandro Fernández de Moratín y que su autor era Luis Paret (que de hecho en la guía del Museo, que data de 1998, todavía figura como el autor). Vicente López realizó este retrato durante su juventud, previamente a su nombramiento como primer pintor de cámara de Fernando VII e Isabel II. El caballero del retrato no está identificado.

Cuando se contempla in situ, la sensación de realismo del rostro es mucha mas evidente que en esta reproducción.