Il Camerini dei Baccanali (La Cámara de las bacanales) I: Festini degli dei (El festín de los dioses)


Los studioli o gabinetes son unos lugares aislados, generalmente de dimensiones reducidas, creados para conservar colecciones y obras de arte. En el Quattrocento, el término derivó para identificar un lugar destinado a los estudios humanísticos de grandes casas y palacios. El señor que poseía una de estas habitaciones estaba señalándose como un individuo culto y refinado, reflejando así la posesión de los atributos  ideales del hombre de la época.

El studiolo que mejor ha sobrevivido hasta nuestros días es el del duque Federico da Montefeltro, situado en el palacio ducal de Urbino, que todavía alberga la mitad de las obras que llegó a contener (la otra mitad están en el Louvre). Sin embargo, el objeto del artículo de hoy es el Camerino de las bacanales, studiolo de Alfonso I de Este, duque de Ferrara, uno de los mecenas mas importantes del Renacimiento:  Ludovico Ariosto, (quien dedicó su Orlando furioso a su hermano, el cardenal Ippolito) y el pintor de la corte de Ferrara, Dosso Dossi, fueron dos de sus protegidos. 

Además de ser un apasionado de la música y la arquitectura, Alfonso I d’Este fue un gobernante sólido y un consumado militar, decisivo en multitud de conflictos: no en vano fue excomulgado por tres Papas. Hábil constructor de fortificaciones (buena prueba de ello son las murallas de Ferrara), metalúrgico experto y fundidor de cañones, su artillería se hizo famosa en toda Europa. Se le atribuye la invención de la granada. Estuvo casado varias veces, siendo el último marido de Lucrecia Borgia.

La Via Coperta, pasaje cubierto sostenido por cinco arcadas que enlaza el Palazzo del Corte (hoy Palazzo Comunale) con el Castello Estense, contenía varias estancias consecutivas que el duque utilizaba como galería, conjunto que se vino en llamar Il Camerino d’Alabastro: el nombre parece proceder de los relieves en los que estuvo trabajando el escultor de la corte Antonio Lombardo. 

En una de esas estancias, el llamado Camerini dei Baccanali, Alfonso I quiso emular el studiolo de su hermana Isabella en el Palacio Ducal de Mantua. Así, en octubre de 1511, cuando el Estudio de Mármoles estaba casi terminado, Alfonso I solicitó al humanista Mario Equicola que escribiese seis fábulas o historias que deberían servir de inspiración para las creación de las futuras pinturas que albergaría la sala, todas ellas bacanales, alegorías del matrimonio del duque con Lucrecia. Estas pinturas serían encargadas a los artistas más importantes del momento. El humanista escogió para ellas pasajes de diversas obras de la Antigüedad clásica, entre los que se encontraban los Ikones (Cuadros) de Filotastro el Viejo  o los Fastos de Ovidio. El camarín se completó entre 1514 y 1525.
La primera de estas pinturas fue encargada a un ya anciano Giovanni Bellini. Se trata de Festini degli dei (El festín de los dioses), a la postre última gran obra del veneciano, que terminó dos años antes de su muerte.


Giovanni Bellini, 1514. National Gallery of Art (Washington)
Óleo sobre lienzo

170’2 x 188 cm. 
Estamos ante una de las escenas narradas en los Fasti de Ovidio (concretamente en el libro I) durante el banquete de invierno organizado por Baco, el lujurioso Priapo trata de levantar el vestido de Lotis, que se ha quedado dormida a causa de su embriaguez. La tentativa se frustra cuando el asno de Sileno comienza a rebuznar con fuerza, lo que despertará a la náyade, la cual, asustada, saldrá corriendo despavorida. 

Baco está representado aquí como un niño, siguiendo la costumbre de la Antigüedad de representarle con una edad diferente en cada estación del año. Nótese que la pintura contiene algunos elementos en clave de humor, como la lira da braccio de Apollo que apunta entre las piernas de Priapo.

Es fácil apreciar como esta obra fue modificada con posterioridad: el meticuloso y detallado estilo de Bellini que se observa en las figuras difiere claramente del trazo más grueso del paisaje de la parte izquierda. Las modificaciones, seguramente realizadas para satisfacer los gustos del duque, o bien para que la obra armonizase mejor con las del resto de la sala, fueron realizadas en dos ocasiones; la primera, por Dosso Dossi, de cuyo trabajo sólo se puede observar a simple vista algunos detalles situados en la esquina superior derecha; la segunda, por Tiziano, que transforma completamente el decorado del fondo, de lo que resulta el paisaje montañoso de la izquierda. En la siguiente fotografía, obtenida mediante rayos-X se puede observar la intención original de Bellini. 


Los siguientes encargos del duque se frustraron. Alfonso I trató sin éxito de conseguir la participación de Rafael en su proyecto, solicitándole que pintara un Triunfo de Baco en India. Rafael envía a Ferrara un boceto en 1514, pero se niega a continuar con la obra cuando se entera de que Pellegrino da San Daniele, un artista de la corte ferraresa, lo ha utilizado como modelo para una de sus obras.   Rafael muere en 1520 sin haber realizado ninguna pintura para el gabinete. 

En el próximo artículo de la serie veremos la siguiente obra del camarín. 

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